Paisaje sonoro y Bioacústica 
Autor: Laura Méndez 
Tiempo de lectura: 2 min
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El monitoreo de paisaje sonoro y bioacustica le aporta robustez a las caracterizacion de fauna y permite el establecimiento de medidas para la preservacion de habitats clave improtantes para la biodiversidad.

El paisaje sonoro engloba todos los sonidos característicos de un lugar, momentos específicos o actividades particulares. Mediante el estudio y análisis de sus componentes (antrofonía, geofonía y biofonía), es factible obtener una huella sonora que permite caracterizar el paisaje, la cobertura vegetal, un ecosistema, y si se mide en el tiempo, se convierte en una herramienta para identificar impactos, estados de conservación, calidad del hábitat, alertas tempranas, entre otros.

La antrofonía comprende los sonidos generados por las actividades humanas, como el uso de vehículos, maquinaria, construcciones, música, entre otros. La geofonía constituye el componente del paisaje sonoro compuesto por sonidos naturales producidos por el viento, el agua, el clima, tormentas y fenómenos naturales como terremotos. Los sonidos emitidos por animales no humanos conforman el componente de la biofonía. Es asi como la bioacústica es el estudio de este ultimo componente, el cual se apoya en diversas herramientas y tecnologias como grabadoras de sonido, microfonos direccionales, analisis espectral y software especializados para el procesamiento de datos acusticos.

Este enfoque presenta diversas ventajas:

  • Es una técnica complementaria a los monitoreos faunísticos, facilitando la obtención de listados de riqueza más exhaustivos.
  • Posibilita una aproximación taxonómica a nivel de familia o género, e incluso en algunos casos, permite detectar especies.
  • Se trata de un método no invasivo, ya que no implica la recolección ni la manipulación de organismos.

En CONSGA BIC S.A.S, hemos implementado estas técnicas en proyectos del sector de energías renovables e hidrocarburos, obteniendo resultados valiosos que evidencian efectos específicos sobre la fauna. Además, hemos identificado que algunas especies pueden modificar sus frecuencias de comunicación, tasas de repetición, duración de cantos, etc., en respuesta a la presión sonora generada por intervenciones específicas en coberturas naturales.